Eran esas manos símbolo de caricias, de ojos verdes que al mirarlos me llevaban a la profundidad del mar; el carácter a veces un poco fuerte se marcaba en sus cejas pobladas y cuando miraba su frente un poco arrugada podía ver el camino que había recorrido y el esfuerzo que tuvo que hacer para sacar adelante sus hijos, sus pies con unos cuantos rasguños marcaban la actitud y el empeño que tuvo hacia el mundo.
Era de esas personas cariñosas, amorosas y de sus manos y boca solo recibía muestras de amor; pero ahora, todo depende de nosotros, pues ella con una sonrisa como gesto de paz partió de este mundo diciendo ADIOS, dejando gratos recuerdo en nuestras mentes y corazones.
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